sábado, 3 de febrero de 2007




La semana pasada mi mamá fue a visitar a una prima suya muy querida: a mi tia Genoveva que vive en Curacautín. Hace mucho tiempo mi mamá me contó que mi tia fue a Talcahuano y que mi tio Vicente, que entonces era su pololo, llegó a buscarla. Mi tio Vicente no conocía el mar y lo llevaron a San Vicente. Mi mamá nos cuenta que mi tio parecía un niño chico jugando con las olas del mar. Esta foto debe ser de aquella vez. Mi mamá se ve muy bonita con ese vestido blanco. ¿De qué año será?


Mi abuelo materno murió mucho antes de que yo naciera, pero mi mamá tiene muy bonitos recuerdos de él. Me da gusto escucharla cuando me cuenta algunas cosas. El se llamaba Emilio González. Mi hermano mayor se parece mucho a él. Aquí hay una foto suya que me mandó mi primo Miguel.

Esta foto es de su carnet de identidad del año 1924



Hace un tiempo, mi primo Miguel, el hijo menor de mi tia María, me envió unas fotos de las que he seleccionado algunas.

Esta es mi abuela Sara. Siempre le dijimos "mamá Sara". Es mi abuela materna. Ella se llamaba Sara Cisterna Merino. Murió cuando yo tenía 8 años, el 20 de noviembre de 1976. Tengo claros recuerdos de ella, unos bonitos y otros no tanto. Uno de los recuerdos más bonitos es que me enseñó a rezar, a comunicarme con Dios, a agradecerle y a pedirle. Dormiamos en la misma habitación y todas las noches rezábamos.

miércoles, 10 de enero de 2007

Navidades de la infancia

Siempre recuerdo las navidades de nuestra infancia. No me acuerdo del año ni de la totalidad del contexto en que ocurrieron las cosas, qué cosa ocurió antes o después. Creo que Ruth tiene mejor memoria.
Un año, mi papá nos hizo unas cunitas para las muñecas, muy lindas. Eran como catres de fierro, con figuras de flores o mariposas. Mi abuela les hizo las sábanas, cabecera y colcha. Creo que la mia era celeste y la de Ruth era rosada.
Quizás fue en otra ocación, Emilio recibió un gran camión, de esos de plástico que no pasan de moda. En versiones más modernas aún es posible verlos en las tiendas, en sus típicos colores: azul, rojo y amarillo. Después de varias horas jugando, mi hermano caía rendido y no se si fue en una o varias ocaciones que terminó durmiendo en el tolva de su camión.
Me acuerdo de una vez en que mi tía María estuvo ayudando en el negocio de la esquina: el almacen de la sra. Rosa, y ganó unos pesitos con los que nos regaló a cada un una pelota de goma, grande, de colores desordenados. cada uno reconocía su pelota y todos jugabamos en el patio al mismo tiempo con las pelotas. Eran seis en total.